¿Cómo ha ido la semana? ¿Habéis comenzado con el cambio de actitud?¿Cómo de fácil o difícil os ha resultado? ¿Qué es lo que más os ha costado? ¿Qué ambiente se respira en casa? Y lo más importante ¿Estáis dispuestos a continuar? Si la respuesta es sí, estás en el lugar adecuado, hoy voy a intentar darte algunas pautas para hacerte más llevadera la tarea.
Ya somos conscientes de que para que los/as niños/as actúen mejor, primero debemos hacer que se sientan bien. Adler y Dreikurs nos decían que un niño mal portado, es un niño desalentado, y que el mal comportamiento es la creencia errónea de cómo lograr conexión y pertenencia.
Hoy os voy a dar algunos consejos para alentar a los/as niños/as y para ayudarles a sentirse conectados y pertenecientes al grupo.
- Escucha a tus hijos/as, pero de verdad. Párate, deja de hacer lo que sea que estés haciendo, ponte a su altura, mírale a los ojos, y escucha lo que te están contando. Déjales hablar sin interrumpirles, y sin terminar sus frases. Escuchar a un niño pequeño requiere de gran concentración y paciencia, lo sé. Debemos ser conscientes de su periodo evolutivo, y que para que lleguen a lograr dominar el lenguaje, debemos dejarles hablar. Así que como acompañantes en el proceso de aprendizaje de nuestros/as hijos/as, si practicamos la escucha activa, estaremos contribuyendo tanto a que se sientan personas importantes y queridas, como a que practiquen una habilidad que le va a ser de gran utilidad en la vida.
- Las/os protagonistas/responsable de su vida son ellas/os. Esta frase deberíamos repetírnosla cada día como un mantra. Los logros o por el contrario, fracasos de nuestras/os hijas/os, son responsabilidad de ellos única y exclusivamente. Nosotros podemos acompañarles, guiarles, servirles de ejemplo, pero la decisión final, va a ser suya. Los padres tendemos a cargar con toda la responsabilidad del comportamiento de nuestras/os hijas/os, y aunque es cierto que depende de lo que nosotros hagamos en gran medida, no debemos olvidar que no somos nosotros los que logramos que haga tal o cual cosa (dejar el pañal, comer, escribir, saltar, etc.). Si el niño o la niña se negasen, por mucho empeño que pongamos los padres, sin manipulaciones, no podríamos obligarlos a hacerlo. Ya sé que nos hace sentir muy orgullosos en ocasiones, y muy culpables en otras, peeeero recuerda, nuestra misión es ofrecerle la mejor versión de nosotros mismos, guiarles y acompañarles y confiar en que tomen las mejores decisiones para ellos/as. Compartir y acompañar alegrías y fracasos, no cargárnoslos a nuestras espaldas. De esta manera ya podemos desterrar el «todo vale» con tal de lograr que «hagan lo correcto». No vale el engaño, no vale el grito, no vale el cachete a tiempo, no vale el chantaje, no vale la amenaza, … NO VALE. ¿Qué ejemplo estamos dando cuando utilizamos estas «técnicas»? ¿Esto es lo que queremos que aprendan nuestros/as hijos/as? ¿Seguro?
- Involúcralos. Debemos tener en cuenta a los niños en la comunidad. En casa, en la escuela, en cualquier grupo. Que formen parte de la toma de decisiones del grupo al que pertenezcan, y que formen parte del reparto de tareas para lograr que el grupo pueda convivir.
Y ahora te propongo una serie de tareas para esta semana, teniendo en cuenta todo lo aprendido hasta ahora (no te olvides del equilibrio entre amabilidad y firmeza).
- Acordar las normas del hogar/clase/grupo. En casa, cualquier día que tengamos tiempo, y estemos todos receptivos (si es en la escuela o un grupo sería interesante hacerlo al comienzo del curso, aunque nunca es tarde para rectificar). Poneros cómodos, tomad papel y boli, y anotad (se puede acordar previamente un reparto de tareas: el que va a anotar, el que modera o da la palabra, etc.) las respuestas a la siguiente pregunta: ¿Qué necesitamos para lograr un ambiente seguro y saludable (pongo estas dos premisas porque para mi son las in-negociables, pero cada uno puede poner las que considere oportunas), donde podamos convivir todos? Y vamos anotando todas las ideas, todas, por muy descabelladas que parezcan, y tenemos en cuenta todas las peticiones. Cuando ya hemos tenido en cuenta la opinión de todos, se hace un cribado, cada una de las propuestas debe cumplir los criterios que hayamos puesto, en mi caso, ha de ser seguro y ha de ser saludable, y como tercera premisa, debe permitir la convivencia, es decir, no debe incomodar a otros miembros del grupo. Una vez hemos cribado todas las propuestas, plasmamos los acuerdos en una cartulina y las ponemos en un lugar visible. Se pueden utilizar dibujos con los más pequeños. Y en ese momento alcanzamos un compromiso de cumplimiento de todos los miembros del grupo (se puede hacer un documento y firmarlo). Cuando llegue la ocasión, que llegará, en que alguno de los miembros del grupo no cumpla una norma, le pediremos que consulte el acuerdo sobre las normas del grupo, para ver si lo que está haciendo incumple el acuerdo o no, normalmente pedirá perdón y reconducirá su actitud. Si aún así insiste en incumplir los acuerdos, habrá que volver a revisarlos, ver cuál es el problema, y decidir entre todos lo que vamos a hacer cuando alguien incumpla. No imponemos un castigo, buscamos una solución a los problemas que puedan surgir. Normalmente cuando involucramos a todos en la toma de decisiones, deja de ser algo impuesto y controlado por el adulto, y comienza a ser algo acordado y responsabilidad de todos, se suelen cumplir en mayor grado. Lo que no quiere decir que no haya excepciones, y en estos casos lo que debemos decidir, es lo que vamos a hacer nosotros, y no lo que vamos a obligar a hacer al que incumple.
- Cread vuestra tabla de rutinas. El procedimiento es muy parecido, pero en esta ocasión debemos responder a la pregunta ¿Qué necesitamos hacer para…irnos a la cama, salir de casa, irnos al colegio, a la hora de comer, etc.? También anotaremos todo lo que nos digan, y posteriormente lo ordenaremos, «¿Qué vamos a hacer primero?» «¿y después?». Se puede cronometrar el tiempo que tardan en hacerlo, si tenemos que salir a una hora determinada, para asegurarnos que nos da tiempo a hacer todo lo que queremos. Posteriormente lo plasmamos en dibujos, fotos, y al igual que los acuerdos, dejamos que sea la tabla de rutinas la que mande.
- Pide colaboración a tus hijos/as para cocinar, hacer la lista de la compra, comprar, etc. Cuando les involucramos en las tareas que suelen suponer un conflicto cuando las hacemos con ellos/as, comienzan a ser más llevaderas, además de que realmente nos ayudan y les estamos entrenando en habilidades que van a ser muy útiles para ellos ¡Todo son ventajas!
Nada más por esta semana, la próxima semana seguimos revisando herramientas de Disciplina Positiva.
No os olvidéis que podéis dejarme un comentario o mandarme un e_mail contándome cómo os va, o qué dificultades estáis encontrando, estaré encantada de responderos.
Y si os ha gustado, compartid, recordad, sería maravilloso que esta filosofía llegue al mayor número de personas posible.
¡Muchas gracias por estar ahí, hasta la próxima semana!
*Citas de los libros de Disciplina Positiva
1 comentario en “Cómo implementar Disciplina Positiva (Parte 2)”