La Disciplina Positiva nos invita a ser amables y firmes en todas nuestras relaciones, en especial en la educación de nuestr@s hij@s, peeeero ¿Qué significa eso de ser amable y firme a la vez?
Habrá quien diga: «yo ya lo hago, soy amable, cariños@, juego con mis hijos, ahora cuando hay que poner orden me mantengo firme», pero tambien estamos los que pensamos: «yo lo intento hacer, pero es muuuuuy difícil».
Y es que no es fácil, no. No significa «ser como un gremling» (os acordáis de los gremlings): a ratos un amor y a ratos un demonio. Y es que muchas veces, cuando lo vemos desde fuera, al tratar de mantenernos firmes, o cuando entramos en la taan temida «lucha de poder», podemos llegar a parecer auténticos monstruos, que si alguien nos grabara en ese momento diríamos que no somos nosotros.
El problema es que tenemos muy ligado el concepto de autoridad a la firmeza «esto lo vas a hacer YA y como yo lo diga porque soy tu madre/padre», léase figura de autoridad. Y una figura de autoridad cuando quiere ponerse firme se estira mucho, para parecer más alto, se pone muy serio, y subiendo el tono de voz ligeramente primero, pero si hay que dar una voz se da, exige que se hagan las cosas «como hay que hacerlas». Desde hace unos años, empieza a estar un poco mal vista esta figura autoritaria en el mundo de la crianza, en algunos entornos más que en otros, y hemos pasado de la exigencia a pedir opinión, o invitar, incluso a la más absoluta permisividad en algunos casos. El problema viene cuando necesitamos que el/a niño/a haga algo y lo haga «ya», con urgencia, como por ejemplo desayunar y vestirse para ir al cole, en un tiempo prudencial. Entonces no podemos pedir opinión, si podemos invitar, pero si se niegan, al final vamos a acabar exigiendo, o haciéndolo por ellos, y aquí, discúlpenme los que piensen que están siendo amables y firmes, ya se acabó o la amabilidad (cuando exigimos), o la firmeza (cuando rescatamos).
Entonces ¿cómo podemos ser amables y firmes? hoy te voy a dar algunas claves para conseguirlo, y te aviso, no lo vas a conseguir el primer día, ni el segundo, pero a medida que vayas practicando, lo lograrás.
- Cuando te dirijas a un niñ@ debes hablarle siempre a su altura, mirándole a la cara y asegurándote que está entendiendo lo que dices.
- Otra de las principales claves es anticipar, contarle al niñ@ lo que vais a hacer, lo que esperas de el o ella. Y negociar, llegar a acuerdos, no imponer, dar opciones (dos en niños preescolares, y más si las hay a medida que van madurando), y explicar cuando no pueda elegir los motivos: seguridad, salud, organización del tiempo cuando ya son más mayores. Pocas normas y claras.
- Crear rutinas para las mañanas,para acostarse, la hora de comer, etc. Contando con ellos, y después dejar que sean las rutinas las que manden. Es la hora de desayunar, del cuento, etc.
- Dejar que se equivoquen, y que busquen soluciones para reparar el error si es posible. Decidir lo que haremos nosotros, y no lo que vamos a obligar a hacer, informar de nuestra decisión por anticipado, y ser consecuentes. Siguiendo con el ejemplo de las rutinas matutinas, si llega la hora de vestirse o de salir de casa (depende cómo organice cada uno su rutina), y no le ha dado tiempo a desayunar, informarle de qué es lo que toca hacer ahora y retirar el desayuno, sin sermones «es la hora de irnos, estoy seguro que podrás aguantar hasta el almuerzo».
- Acompañar en la frustración, sin rescatar (hacerlo por ellos) y sin sermonear («mira que te avise…»). «Entiendo que te sientes mal/frustrado…, ¿qué puedes hacer para lograrlo la próxima vez?»
- Hacer preguntas en lugar de dar órdenes: «¿Qué toca ahora en la tabla de rutinas?», «¿Qué necesitas hacer para llegar a tiempo a la escuela?»
- Tener en cuenta el periodo madurativo en el que se encuentre el/a niño/a. También si puede haber algún factor que influya en su estado de ánimo como hambre o sueño.
- Acompañar lo que decimos con nuestro lenguaje corporal, y esta es una de las cosas más difíciles, que solo vamos a lograr teniendo muy claro lo que deseamos, y practicando, practicando, practicando (pico y pala como dice mi entrenadora Marisa Moya).
- Dar mucho cariño, mientras nos dejen, abrazos, abrazos y abrazos. Eso nunca va a hacer daño, y relaja tensiones en muchas ocasiones. Que sepan que les queremos siempre, incluso cuando se equivocan o nos enfadamos.
- Pensar en el largo plazo. En Disciplina Positiva buscamos resultados a largo plazo, confía en que ellos/as van a ser capaces de convertirse en adultos capaces, respetuosos y que contribuyan a un mundo mejor a pesar de nosotros.
Ya os dije que no era fácil, pero la buena noticia es que no es imposible, solo hay que empeñarse en querer una relación basada en el respeto mutuo. Y recuerda: «Lo que le des a los niños, los niños darán al mundo»
Hola yo tengo tres hijos y no es nada facil. En algun momento siempre me sobrepasan y acabo gritandolos o saliendome con la mia sin mas soluciones y no es la solucion cada bed me doy mas cuenta que hablando y intentando que comprendan la situacion arreglo mas cosas pero no es facil. Eso si una rutina es impprtantisimo para poder llevar las cosas con mas tranquilidad y funciona de veras si yo no tuviera una rutina en mi dia a dia con estos tres peques no se si lo ppdria llevar. Asi que animo y a intentarlo poco a poco que si lo sigues lo consigues besitos.
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¡Gracias por compartir tu experiencia Mercedes! Y ánimo, hay que ser muy valiente para criar tres hijos hoy en día.
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